¿Sabes cómo aprovechar la ventilación natural de tu casa para refrescar en verano?

Cada verano llegan unos días especialmente calurosos, si no son la mayoría, por lo que saber aprovechar la ventilación natural de nuestra casa puede marcar la diferencia.

Aunque fuera corra una brisa aparentemente fresca, puede que abramos con la ilusión de que la casa se enfriará, pero si no tenemos una ventilación que permita ese paso de aire, lo que hacemos es únicamente subir la temperatura, aumentando la sensación de agobio. La clave está en saber la temperatura real del exterior y del interior. Y únicamente cuando sepamos que fuera es más baja, entonces podremos abrir.

Si hay viento y podemos utilizar la ventilación cruzada, es muy buena opción teniendo en cuenta como comentábamos, las temperaturas interior – exterior. Se trata de que el aire entre por una parte de la casa, la recorra, y salga por el lado opuesto. La orientación más efectiva para esta ventilación es Sur – Norte. También juega un papel importante el viento. Sabiendo el tipo de viento que hay, podremos aprovecharlo.

Si el viento es de Poniente, viene del oeste, por lo que es un viento cálido y seco, que suele traer temperaturas más altas en verano. Así que éste deberíamos evitarlo. Por lo demás cualquier otro viento tenderá a refrescar nuestra casa si la temperatura acompaña.

Otro aspecto importante son las persianas, sobre todo si las cerramos sin dejar ni una rayita de luz, son de muy buena ayuda, ya que además de no dejar pasar el sol cuando está apuntando directamente, también evitan que el calor acumulado en la ventana pase al interior aún cuando el sol ya no enfoca a la ventana.

Lo bien hecho sería abrirlas las máximas horas posibles que haya menor temperatura en el exterior. Esto es bien entrada la tarde o casi de noche, hasta un poco antes de que empiece a subir la temperatura por la mañana pronto.

Un error sería dejar las persianas cerradas todo el día, ya que si no aprovechamos la noche para refrescar, ese calor del día no liberado se acumulará para el día siguiente.

Ventiladores

¿Sueles utilizar ventilador en verano? Estos tips te pueden ayudar a que optimices su uso para aprovechar al máximo sus ventajas. El ventilador, a diferencia del aire acondicionado, no enfría la habitación, lo que hace es mover al aire, por lo que si sabemos colocarlo en los sitios estratégicos, puede sernos de gran ayuda. Debe de colocarse en un sitio donde no hay obstrucciones y el aire pueda circular libremente. Fíjate en que pueda coger bien el aire y que no esté en un rincón caluroso o cerca de algún aparato caliente.

Si fuera hay una temperatura más baja, podemos ponerlo justo delante de ella para que el aire que nos envíe sea más frío que si lo cogiera directamente del interior.

El ventilador de techo es el más eficiente, ya que permite controlar el calor y mantener fresca la habitación. Las aspas deben girar en sentido antihorario, para que el calor suba. Esto crea una corriente de aire más potente y fresca.

Un truco casero que seguro que has oido sería poner un cuenco con hielo justo delante para que el aire que nos llegue haya pasado por ese frío inicial.

#1 Utiliza una velocidad baja.

Los ventiladores suelen estar diseñados para trabajar a su velocidad mínima. Cuanto más se aumenta la potencia, más aire se desplaza, aunque utiliza más electricidad y genera más calor y ruido en el proceso. Lo ideal es una velocidad suficiente para que haya una corriente de aire efectiva.

#2 Intenta que esté limpio.

El ventilador tiende a recoger rápidamente el polvo de casa. Tiende a acumularse en las rejillas y en las aspas. Con el tiempo se vuelve menos resbaladizo y es menos eficaz.

 #3 ¿Mejor fijo o que oscile?

Normalmente debería apuntar fijo a las personas que lo necesiten, y si no puede cubrir ese espacio, entonces es cuando utilizamos la opción de oscilar. Aunque aquí las opiniones difieren.

Tips complementarios

Los electrodomésticos suelen ser fuentes de calor que elevan la temperatura del ambiente. Igual los electrodomésticos, mantener las luces y varios aparatos electrónicos encendidos, hacen que se genere calor y que contribuya a que suba la temperatura. Es mejor tener los mínimos aparatos encendidos.

Si tienes una habitación más fría que el resto, puedes cerrar las puertas para que la temperatura de las otras habitaciones no haga que suban los grados.

Utiliza el extractor para cocinar cualquier cosa, ya que así recogerá el calor que se genere y no se reparta por la casa.

Si tienes bombillas incandescentes, sabrás que generan mucho más calor que unas LED, por lo que si utilizas estas últimas, evitarás esa pequeña fuente de calor.

Si tienes tapetes por casa, igual es momento de retirarlos. Las cortinas gruesas ayudan a protegernos del frío porque absorben el calor. Algo que en verano no nos hace falta. De hecho, hay quien rocía agua en las cortinas para ayudar a refrescar la habitación, ya que refresca el aire que entra por las ventanas.

Ducharse con agua helada. ¿A quién no le sienta bien una ducha más bien fresquita en verano para quitarnos el calor? Lo habitual es querernos refrescar con agua fría, pero si hacemos esto, al salir de la ducha nuestro cuerpo tenderá a volver a equilibrar su temperatura subiéndola, por lo que volveremos a tener calor. Lo recomendable sería ducharnos con agua templada.

Tomar bebidas muy frías. Aquí nos encontramos con la misma situación que con la ducha. Si bebemos agua muy fría, el cuerpo tratará de compensar otra vez la temperatura.

Abanicarnos muy rápido. El abanico puede ser de ayuda, aunque si tenemos buen juego de muñeca y tenemos mucho calor, podemos tender a abanicarnos más fuerte, y lo que hace esto es generar calor en nuestros músculos y repartirlo por el cuerpo, por lo que en este caso sería contraproducente.

.