Uno de los rasgos esenciales que caracteriza el siglo XX es la búsqueda del mínimo irreducible.
Varios autores, en sus respectivas disciplinas, han desarrollado técnicas para conseguir la máxima emoción estética y el máximo impacto intelectual con los medios mínimos. Esto lo podemos ver en obras de autores de muchas disciplinas distintas: Ernest Hemingway, John Cage, Samuel Backett, Kazimir Malevich o Michelangelo Antonioni. El minimalismo no es una moda o un estilo, sino un dispositivo operativo que crea unas fenomenologías propias. Es en Estados Unidos a principios de los 60 donde , por medio de la escultura, empezamos a tener referencias. Denominada minimal art o ABC Art. Surge como herencia del neoplasticismo y del constructivismo ruso. Hubo dos artistas referentes de este movimiento:
Kazimir Malevich
Creador del Suprematismo. Una de las corrientes defensoras de la abstracción geométrica, y que tenía como objetivo la búsqueda de "la supremacía de la sensibilidad pura".
Malevich buscaba la simplicidad y la abstracción como máxima expresión del arte.
Su obra más emblemática es Cuadrado Negro.
Marcel Duchamp
Se adelantó al arte conceptual, gracias a su obra "La Fuente", elevando un objeto cotidiano a la categoría de arte. Cambió radicalmente la idea de belleza y amplió los límites de la obra artística.
Estos dos referentes, uno por reducir al mínimo y otro al máximo la obra de arte dejaron el camino abierto para los artistas del minimal art. La obra podía ser un objeto cualquiera y de cualquier material, siempre reducido a su estructura geométrica mínima.
Dejarón así paso a la experimentación desde la base de la simplicidad. Jugando con caminos contradictorios, como son la masa compacta y la desmaterialización, la simplicidad y la monumentalidad o el enraizamiento en la cultura popular y la máxima abstracción.
El minimalismo es una herramienta muy diversa, y esto ha hecho posible la interpretación del cubo de muchas formas distintas.
El minimal art empezó con los volúmenes pesados de acero cortén del arquitecto Tony Smith, que dejó la arquitectura para dedicarse por entero a la escultura con obras como The Back Box. Aunque también destacaron las esculturas de Donald Judd y Sol LeWitt con obras que básicamente eran estructuras y volúmenes puros.
